Besos y Caricias
Siento tus dedos, que rozándome lo mínimo, recorren mi brazo. Llegas al hombro para seguir por el costado, atravesando sin gran complicacion la redondez de mi pecho, y te detienes a descansar en la cima. Te acercas a tu destino, mi ombligo.
El roce es tan leve, que me produce un cierto cosquilleo a medida que avanza en su camino. Me es imposible evitar que un escalofrío erice mi piel. Pero, a pesar d todas las adversidades, consigo no abrir los ojos ni dar señal alguna que muestre que ya no estoy dormida.
Sus dedos llevan unos segundos jugueteando en mi vientre y la luz de un nuevo día se cuela entre las cortinas hasta llegar al campo de batalla en el que convertimos nuestra cama, donde el arma mas fuerte es el mismo amor que nos une y las balas son las caricias.
Ahora, acercas tu otra mano a mi cuello, y con suavidad retiras un mechón de mi pelo. Noto tu proximidad a mi, tu respiración te delata. Aspiras mi aroma, mientras me rozas con la punta de tu nariz hasta llegar a mi oreja. Y yo, sigo haciendome la dormida mientras me dejo acariciar.
Abandonas mi ombligo para posar tu mano en mi cadera, mientras deslizas los dedos por debajo del elástico de mis braguitas. Los dejas ahí. Tu otra mano juega al esconder en mi pelo y tú sigues observándome.
Pasan... ¿cuánto? ¿Diez o quince minutos?, no sé, pero ya te cansaste de esperar. Te acercas a mí y me besas suavemente cerca de los labios.
Ya si puedo abrir mis ojos y verte. Tus primeras palabras son "buenos dias, Princesa".
¡No sabes cuánto me gusta despertar de esta manera!
Hoy desayunaremos besos y caricias en la cama.
El roce es tan leve, que me produce un cierto cosquilleo a medida que avanza en su camino. Me es imposible evitar que un escalofrío erice mi piel. Pero, a pesar d todas las adversidades, consigo no abrir los ojos ni dar señal alguna que muestre que ya no estoy dormida.
Sus dedos llevan unos segundos jugueteando en mi vientre y la luz de un nuevo día se cuela entre las cortinas hasta llegar al campo de batalla en el que convertimos nuestra cama, donde el arma mas fuerte es el mismo amor que nos une y las balas son las caricias.
Ahora, acercas tu otra mano a mi cuello, y con suavidad retiras un mechón de mi pelo. Noto tu proximidad a mi, tu respiración te delata. Aspiras mi aroma, mientras me rozas con la punta de tu nariz hasta llegar a mi oreja. Y yo, sigo haciendome la dormida mientras me dejo acariciar.
Abandonas mi ombligo para posar tu mano en mi cadera, mientras deslizas los dedos por debajo del elástico de mis braguitas. Los dejas ahí. Tu otra mano juega al esconder en mi pelo y tú sigues observándome.
Pasan... ¿cuánto? ¿Diez o quince minutos?, no sé, pero ya te cansaste de esperar. Te acercas a mí y me besas suavemente cerca de los labios.
Ya si puedo abrir mis ojos y verte. Tus primeras palabras son "buenos dias, Princesa".
¡No sabes cuánto me gusta despertar de esta manera!
Hoy desayunaremos besos y caricias en la cama.
3 comentarios
Fiktizio -
chyko -
redvia -
un orgullo, jajajjaja
mil besos como continuacion a tu inspiracion
muaaaakaaa!!