Despertares
La suave luz de la mañana se colaba en la habitación por entre las rendijas de la persiana. Y ella despertó, aunque la claridad era mínima. Pero se despertó porque no notó otro cuerpo sobre el colchón.
Lejos de preocuparse, se cruzó en la cama en su afán conquistador y se tapó como pudo con la fina sábana, dejando a la vista del intruso su espalda desnuda. Y volvió a dormirse.
Ahora, algo de ruido y el olor a café despertaron todos sus sentidos, estimulándolos. Sin prisa, fue abriendo sus grandes ojos, acostúmbrandose a la luz del nuevo día. "Deben de ser más de las diez", pensó. Durante unos minutos quedó boca arriba sobre la cama, mientras todo su cuerpo comenzaba a activarse. Al quitar la sábana de su cuerpo, notó como la fría mañana de noviembre le amenazaba con robarle el calor que aun conservaba en su cuerpo.
Con un gesto rapido se colocó parte de ese pijama que tanto le gusta cuando lo lleva él puesto. Se acercó al borde de la cama, como quién mira al mar desde la cubierta de un gran barco, intentando encontrar sus zapatillas. Pero allí sólo quedaban los restos de las prisas de anoche. Algo dubitativa puso los pequeños pies sobre el suelo y se levantó. Recorría con suavidad el pasillo, notando a cada paso el frio del suelo y cómo este hacía que su vello se erizara. Al llegar a la cocina, con delicadeza, se asomó a la puerta y le miró.
Le gustaba verle sabiendo que pasaba inadvertida para él. Mientras tanto, él seguía echando el café en las tazas y terminaba de prepararlo todo en la pequeña mesa. Despreocupado, se dió la vuelta para despertarla, y la encontro allí, apoyada sobre el marco de la puerta y le miraba con esa sonrisa de niña inocente que tanto le perdía.
¿quieres desayunar?, le dijo mientras observaba divertido cómo le quedaba la cámisa de su pijama.
Lejos de preocuparse, se cruzó en la cama en su afán conquistador y se tapó como pudo con la fina sábana, dejando a la vista del intruso su espalda desnuda. Y volvió a dormirse.
Ahora, algo de ruido y el olor a café despertaron todos sus sentidos, estimulándolos. Sin prisa, fue abriendo sus grandes ojos, acostúmbrandose a la luz del nuevo día. "Deben de ser más de las diez", pensó. Durante unos minutos quedó boca arriba sobre la cama, mientras todo su cuerpo comenzaba a activarse. Al quitar la sábana de su cuerpo, notó como la fría mañana de noviembre le amenazaba con robarle el calor que aun conservaba en su cuerpo.
Con un gesto rapido se colocó parte de ese pijama que tanto le gusta cuando lo lleva él puesto. Se acercó al borde de la cama, como quién mira al mar desde la cubierta de un gran barco, intentando encontrar sus zapatillas. Pero allí sólo quedaban los restos de las prisas de anoche. Algo dubitativa puso los pequeños pies sobre el suelo y se levantó. Recorría con suavidad el pasillo, notando a cada paso el frio del suelo y cómo este hacía que su vello se erizara. Al llegar a la cocina, con delicadeza, se asomó a la puerta y le miró.
Le gustaba verle sabiendo que pasaba inadvertida para él. Mientras tanto, él seguía echando el café en las tazas y terminaba de prepararlo todo en la pequeña mesa. Despreocupado, se dió la vuelta para despertarla, y la encontro allí, apoyada sobre el marco de la puerta y le miraba con esa sonrisa de niña inocente que tanto le perdía.
¿quieres desayunar?, le dijo mientras observaba divertido cómo le quedaba la cámisa de su pijama.
4 comentarios
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Besotes
zZEh -
hEZz -
notelodigopaquenomepilles -